Quien,                   joven o no tan joven, de este país o cualquier otra parte                   del Mundo, no conoce la marca del dedo pulgar en alto?, signo                   que antiguamente alguien había usado en alguna competición                   para avisar que todo iba bien. Aparte del uso que se le dio                   en la Antigua Roma, claro...                   Es posible que aún haya alguien que desconozca en que                   modalidades triunfó?. Naturalmente en todas, pero lo                   que si es seguro es que todo el mundo, expresión muy                   significativa precisamente por la extensión global en                   la comercialización de sus productos, conoce de su existencia                   pasada.                    Aún es posible que alguien no sepa que Bultaco se exportó                   a todo el Globo Terráqueo?. Por nombrar a los países                   compradores de los productos de la marca, simplemente, se podría                   citar: Asia, África, América y Oceanía.                                      Yo tuve la suerte de conocer todo su esplendor; una profunda                   crisis; un resurgimiento temporal, cual Ave Fénix; y                   la desgracia de ver su caída final... Esta última                   a causa de múltiples circunstancias de tipo, digamos,                   interno, sumadas a un conjunto de factores coyunturales de mercado.                                      Alguien diría; la tecnología de Bultaco distaba                   mucho de la de otras motocicletas de su época, y la competitividad                   de los mercados siempre ha sido tan despiadada y feroz que nunca                   ha entendido de romanticismos. Pues bien, yo le contestaría,                   estamos hablando de unas motocicletas que ostentaron una personalidad                   nunca mostrada en ningún otro producto de tipo comercial.                   Que fueron capaces de identificarse plenamente con cada uno                   de sus incondicionales usuarios, pero cuando por exigencias                   del mercado Bultaco se encontró en la disyuntiva empresarial                   y tecnológica lamentablemente no obtuvo respaldo de ningún                   ente administrativo.                    De todas maneras no se trata aquí de analizar dichas                   circunstancias y factores, si no más bien de rendir homenaje                   a una marca que gracias a un personaje extremadamente carismático                   y con un convencimiento más allá de lo puramente                   comercial supo extender aquel carisma y su saber a unas motocicletas                   de tal manera que su recuerdo perdurará para siempre                   en la mente de quienes tuvimos, y tenemos, la suerte de ser                   Bultaquistas. Y seguramente también de quienes hubiesen                   querido y no pudieron serlo  |