Antes de realizar una profunda descripci—n
de todo lo relacionado con el cigŸe–al
conviene conocer bien su funcionamiento y funci—n. En este peque–o v’deo se
explica de un modo sencillo:
Ahora, para quienes quieran profundizar, un
mont—n de informaci—n m‡s:
Disposici—n de las manivelas en funci—n del
dise–o del motor y del nœmero de cilindros ¥ Equilibrado est‡tico y din‡mico ¥
El progreso tecnol—gico y constructivo ¥ Inconvenientes y consejos para
prevenirlos
El cigŸe–al forma parte del mecanismo biela-manivela,
es decir de la serie de —rganos que con su movimiento transforman la energ’a
desarrollada por la combusti—n en energ’a mec‡nica. El cigŸe–al recoge y
transmite al cambio la potencia desarrollada por cada uno de los cilindros. Por
consiguiente, es una de las piezas m‡s importantes del motor.
En los motores rotativos (elŽctricos o de turbina),
el ‡rbol motor tiene simplemente forma cilindrica, con estriados para su ajuste
con el rotor (inducido elŽctrico o rodete de la turbina) y engranajes o poleas
para transmitir el movimiento. En los motores de pist—n
rotativo (tipo Wankel) el cigŸe–al lleva simplemente una excŽntrica circular
por cada pist—n.
Sin embargo, en los motores alternativos
tradicionales tiene una forma m‡s complicada (puesto que hay manivelas),
determinada por la necesidad de transformar el movimiento alternativo en
movimiento giratorio: precisamente dada su forma, se le denomina ‡rbol de
manivelas o ‡rbol de codos, adem‡s de cigŸe–al.
En los primeros tiempos, el motor t’pico de
combusti—n interna era monocil’ndrico, y el cigŸe–al, al tener una sola
manivela, era completamente semejante al antiguo berbiqu’ de carpintero,
denominado en francŽs Çvilebre-quinÈ. El tŽrmino vilebrequin es aœn hoy d’a el
apelativo francŽs correspondiente al espa–ol cigŸe–al. Los ingleses lo llaman
ÇcrankshaftÈ, que significa ‡rbol-manivela. Cada manivela est‡ formada por
dos brazos llamados brazos de manivela y por la mu–equilla de manivela o
mu–equilla de biela, que gira sobre el cojinete de la cabeza de biela. Las
mu–equillas del eje de rotaci—n del cigŸe–al se denominan mu–equillas de
bancada.
En los motores con los cilindros en l’nea
el cigŸe–al est‡ formado por tantas manivelas como cilindros. En los motores
con los cilindros opuestos el nœmero de manivelas puede ser el mismo que el de
cilindros o s—lo la mitad. En los motores en V, generalmente el nœmero de manivelas
es la mitad del de cilindros. El nœmero de mu–equillas de bancada puede
variar bastante. Por ejemplo, en un motor de 4 cilindros puede emplearse un
cigŸe–al que tenga œnicamente dos mu–equillas de bancada, o bien tres, cuatro o
cinco. La elecci—n depende de razones tŽcnicas y econ—micas. La soluci—n m‡s
econ—mica es un cigŸe–al con s—lo dos apoyos en los extremos, pero en este caso
no puede pretenderse alcanzar potencias elevadas a altos reg’menes. De hecho,
para evitar las flexiones y las consiguiente vibraciones del cigŸe–al, es
necesario que las mu–equillas de manivela tengan el mayor di‡metro posible y
los brazos de manivela una secci—n considerable. El cigŸe–al y las cabezas de
biela son pesados y, por tanto, las masas en rotaci—n originan fuerzas
considerables y el motor no puede girar a reg’menes muy elevados. Las
oscilaciones flectoras del cigŸe–al son tambiŽn la causa de ruidos originados
por el golpeteo sobre los cojinetes de bancada.
Por estos motivos, en los motores de 4
cilindros, la soluci—n del cigŸe–al con 2 mu–equillas de bancada no se emplea
actualmente. Muchos motores de 4 cilindros tienen 3 mu–equillas de
bancada, pero en los motores m‡s modernos y, principalmente, en los de mayor cilindrada,
se prefiere la soluci—n con 5 mu–equillas de bancada, que es la m‡s costosa,
pero permite alcanzar potencias espec’ficas elevadas y, al mismo tiempo, mayor
ligereza del motor. Por esta misma raz—n, generalmente, los motores de 6
cilindros en l’nea tienen 7 mu–equillas de bancada, los motores de 6 cilindros
en V poseen 4 mu–equillas de bancada y los de 8 en V, 5 mu–equillas de bancada.
El cigŸe–al lleva en el extremo destinado a
transmitir la potencia una brida
para la fijaci—n del volante; Žste a su vez, soportar‡ el embrague. El otro
extremo est‡ conformado para hacer solidarios con Žl el engranaje de mando de
la distribuci—n y las poleas para el accionamiento por correa de los —rganos
auxiliares: bomba de agua, generador elŽctrico, ventilador, etc. La forma de
las manivelas var’a y depende del nœmero de cilindros, el nœmero de apoyos de
bancada, del sistema de fabricaci—n y sobre todo de si existen o no
contrapesos.
Generalmente, los cigŸe–ales de los motores
para autom—viles est‡n apoyados sobre cojinetes de fricci—n y constituidos por
una sola pieza. Los cojinetes de bolas o rodillos se emplean œnicamente en los
motores de motocicletas y a veces en motores para veh’culos industriales. En
este caso los cigŸe–ales est‡n compuestos por varias piezas. En los motores
para motocicletas las mu–equillas y las manivelas se construyen separadamente y
se unen despuŽs del montaje de los cojinetes.
En los motores con varios cilindros y para
regular el par motor,
que en cada cilindro var’a durante el ciclo pasando por su valor m‡ximo cada 2
vueltas (motor de 4 tiempos), y para hacer m‡s uniforme el movimiento del
cigŸe–al, se actœa
de manera que las combustiones en los diferentes cilindros se sucedan con
intervalos iguales. Con este fin se colocan las manivelas de tal manera que las
correspondientes a dos ciclos consecutivos se encuentran desfasadas con un
‡ngulo igual a: 180 h/i, donde h es el nœmero de tiempos e i el nœmero de
cilindros. Esto sirve para motores con los cilindros en l’nea y para
motores con los cilindros en V cuando el ‡ngulo de la V es igual al calculado
en la f—rmula indicada anteriormente. No obstante, existen otros motores
principalmente los de 2 cilindros en V, donde las diferentes fases no son
equidistantes entre s’, dando lugar a un funcionamiento arr’tmico con dos
explosiones pr—ximas.
Aumentando el nœmero de cilindros y, por
consiguiente, el nœmero de manivelas, se reduce el grado de irregularidad del
par motor. Por grado de irregularidad se entiende la relaci—n entre el valor
m‡ximo y el valor medio del par motor.
Equilibrado
El equilibrado se consigue por medio de
contrapesos aplicados a las manivelas para obtener, cuando sea necesario, el
equilibrado est‡tico y el din‡mico del cigŸe–al en todo su conjunto y, muchas
veces, de cada una de las manivelas. Sirve adem‡s para reducir el efecto de
algunas de las fuerzas debidas a las masas en movimiento alternativo. Los
objetivos del equilibrado son esencialmente dos:
-reducir las
vibraciones del motor causadas por las fuerzas y momentos generados por la
presi—n de los gases en los cilindros y por las piezas en movimiento
alternativo y giratorio (pistones, bielas, y cigŸe–al), y
-reducir las
cargas sobre los cojinetes de bancada.
Fuerzas centr’fugas y alternativas
El cigŸe–al est‡ equilibrado est‡ticamente
cuando la resultante de las fuerzas centr’fugas es nula, es decir, cuando el
baricentro se encuentra sobre el eje de rotaci—n. Es caracter’stico el ejemplo
del cigŸe–al con una sola manivela. Es obvio que para que el cigŸe–al estŽ en
equilibrio en cualquier posici—n, el peso de la manivela debe ser equilibrado
por el de los contrapesos.
Pero el cigŸe–al, adem‡s de estar
equilibrado est‡ticamente, puede estarlo din‡micamente, es decir, puede dar
lugar, cuando se halla en movimiento, a un momento flector originado por las
fuerzas centr’fugas que se encuentran en planos distintos. Puede suceder, en
definitiva, que en los motores con varios cilindros la resultante de los
momentos respecto a un punto cualquiera del eje no sea nula. Este concepto
resulta m‡s claro si se concreta en el caso de un cigŸe–al con 2 manivelas de
un motor de 2 cilindros opuestos, de 4 tiempos. Las fuerzas centr’fugas actœan
en planos diferentes, cuya distancia entre ©l’os es igual a la que hay entre
los ejes de los cilindros. El momento resultante es igual al Producto de la
fuerza centr’fuga por la distancia entre los ejes y puede ser equilibrado con
uno igual y opuesto por medio de contrapesos. En los cigŸe–ales que tienen m‡s
de 2 manivelas, Žstas se disponen angularmente de manera que las combustiones
resulten distanciadas igualmente una de otra para obtener la m‡xima regularidad
del par motor, y en estas condiciones, en la mayor parte de los casos, la
disposici—n de los brazos de manivela es tal que, sin a–adir contrapesos, la
condici—n de equilibrio est‡tico se satisface autom‡ticamente, ya que el
cigŸe–al admite un plano de simetr’a que pasa por su eje.
En cuanto al equilibrio din‡mico, los
cigŸe–ales con m‡s de 2 manivelas resultan equilibrados cuando, estando ya
compensados est‡ticamente, admiten un plano de simetr’a perpendicular al eje de
rotaci—n respecto al cual las manivelas resultan simŽtricas en nœmero, posici—n
y dimensiones. Todos los dem‡s cigŸe–ales pueden ser equilibrados solamente con
la ayuda de contrapesos. No obstante, muchos cigŸe–ales, aun estando en
conjunto equilibrados din‡micamente, incluso sin contrapesos, tienen
equilibradas cada una de las manivelas por separado. Este tipo de contrapesado
sirve para reducir la carga impuesta a los cojinetes de bancada. Efectivamente,
contrapesando cada una de las manivelas se reducen, o se anulan, los diversos
momentos flectores, debido a las Configuraci—n de los diferentes tipos de motor
con la forma y disposici—n correspondientes al cigŸe–al. Las manivelas son
giradas entre s’ un determinado ‡ngulo, de manera que se obtenga un desfase
uniforme de los ciclos de trabajo para alcanzar la m‡xima regularidad posible
del par motor.
Una fuerza de primer orden puede ser
equilibrada por la componente, segœn el eje de los cilindros, de una fuerza
centr’fuga producida por una masa igual a la de la masa alternativa, aplicada
al cigŸe–al en contraposici—n a la mu–equilla de manivela. Pero en este caso se
crea una fuerza dirigida perpendicularmente al eje cilindrico, con una amplitud
y frecuencia iguales. En la pr‡ctica se contrapesa la mitad de la masa
alternativa, por lo que queda activa sobre el eje del cilindro la mitad de la
fuerza alternativa de primer orden, mientras que la otra mitad se transforma en
una fuerza perpendicular al eje del cilindro.
En los motores de varios cilindros (en
l’nea, en V u opuestos) las fuerzas alternativas de primer orden se equilibran
cuando el cigŸe–al est‡ por s’ mismo equilibrado (es decir, sin contrapesos).
De manera an‡loga, los pares debidos a las fuerzas alternativas de primer orden
est‡n equilibrados cuando lo est‡n los pares debidos a las masas en rotaci—n,
es decir, cuando el cigŸe–al est‡ equilibrado din‡micamente. En lo que se
refiere a las fuerzas alternativas de segundo orden, no existe posibilidad de
reducirlas con tŽcnicas especiales en la construcci—n del cigŸe–al, puesto que
var’an con una frecuencia doble al nœmero de revoluciones. En los autom—viles,
las vibraciones causadas por las fuerzas de segundo orden son absorbidas,
mediante tŽcnicas especiales, por la suspensi—n del motor.
Proyecto del cigŸe–al
La relaci—n entre la carrera y el di‡metro
influye sobre diversas caracter’sticas y sobre el dise–o del motor. Su
influencia se hace notar tambiŽn sobre el cigŸe–al. Efectivamente, a igualdad
de cilindrada, aumentando el di‡metro de los cilindros y disminuyendo
correspondientemente la carrera, el cigŸe–al se alarga y los brazos de las
manivelas se acortan. Reduciendo la longitud del brazo de manivela se
disminuyen las fuerzas de inercia
causadas tanto por las masas de rotaci—n como por las masas alternativas.
Adem‡s, el cigŸe–al, al tener un di‡metro de giro menor, puede tener una
constituci—n m‡s ligera.
Otra ventaja la constituye el denominado
recubrimiento de las mu–equillas de bancada y de biela. Este recubrimiento
permite obtener la resistencia y la rigidez deseadas con un espesor reducido de
los brazos de manivela. De ah’ resulta la posibilidad de alargar las
mu–equillas para dar mayor superficie de contacto a los cojinetes y unir
mu–equillas y brazos con una conexi—n de radio relativamente grande, lo que le
proporciona un importante incremento de la resistencia a la fatiga.
Otro mŽtodo, para aumentar m‡s aœn la
resistencia a la fatiga del cigŸe–al, consiste en comprimir mediante la acci—n
de rodillos las fibras del acero
de las conexiones de las mu–equillas de bancada y de biela.
Las dimensiones de las mu–equillas se calculan en funci—n de las cargas que
los cojinetes deben soportar, de las velocidades de rŽgimen y de la rigidez que
es necesario obtener para impedir que se produzcan deformaciones por flexi—n y
vibraciones de torsi—n. Cuando un cigŸe–al posee unas mu–equillas que cumplen
con estos requisitos, es generalmente m‡s que suficiente para transmitir la
potencia œtil.
La capacidad de carga de los cojinetes es
aproximadamente proporcional al producto del di‡metro por la longitud de la
zona de contacto con la mu–equilla. Para una cierta carga y para una
determinada longitud de la mu–equilla, al aumentar el di‡metro se incrementa la
velocidad de rozamiento, pero disminuye la presi—n unitaria sobre el cojinete
y, por esta raz—n, el proyectista tiene una cierta libertad de acci—n. Pero
debe considerar que cuando los di‡metros son peque–os pueden producirse
deformaciones y, como consecuencia, presiones en zonas limitadas de los
cojinetes, as’ como vibraciones de torsi—n. Por tanto, es aconsejable elegir
unos di‡metros bastante grandes para obtener mayor rigidez del cigŸe–al y
tambiŽn mayor resistencia de los cojinetes, puesto que Žstos se apoyan m‡s
f‡cilmente sobre toda su longitud.
El cigŸe–al es taladrado para formar los
agujeros de paso para el aceite necesarios para su lubricaci—n.
A menudo dichos agujeros sirven adem‡s para aligerar el cigŸe–al. Una buena
lubricaci—n de los cojinetes es un factor important’simo para el buen
funcionamiento y la duraci—n de los mismos. Los cigŸe–ales deben agujerearse en
correspondencia con los brazos de manivela (al menos uno por cada manivela)
para hacer llegar el aceite desde los cojinetes de bancada a los de biela.
Generalmente el aceite llega, a travŽs de ranuras realizadas en el bloque, a
cada uno de los cojinetes de bancada y desde all’ se le hace penetrar en el
cigŸe–al por los agujeros, que generalmente son radiales; recorre los canales
efectuados en los brazos de manivela y sale por otros agujeros que desembocan
en la parte media de los cojinetes. Para reducir el nœmero de agujeros pueden
alargarse los taladros de los brazos de manivela hasta atravesar las
mu–equillas de biela; en este caso no es necesario que las mu–equillas estŽn
agujereadas axilmente.
Procesos de fabricaci—n
El material empleado generalmente para la
construcci—n de los cigŸe–ales es de acero al carbono;
en los casos de mayores solitaciones se emplean aceros especiales al
cromo-n’quel o al cromo-molibdeno-vanadio tratados tŽrmicamente. Se construyen
tambiŽn cigŸe–ales en fundici—n nodular que poseen unas caracter’sticas de
resistencia semejantes a las del acero al carbono.
Cuando, a causa de las fuertes descargas,
deben emplearse cojinetes con una superficie bastante dura (antifricci—n de aleaci—n
cobre-plomo, duraluminio, etc.), las munequillas del cigŸe–al se endurecen
superficialmente mediante cementaci—n, temple superficial o nitruraci—n. En un
sistema especial de temple superficial muy empleado en la fabricaci—n en serie,
el endurecimiento se produce mediante un calentamiento superficial obtenido por
procedimiento elŽctrico (por inducci—n) y posterior enfriamiento con agua; este
sistema de endurecimiento es muy r‡pido. Otro sistema de endurecimiento
superficial es el flameado, en el cual el calentamiento se obtiene con la
llama. Cuando los problemas econ—micos pasan a segundo tŽrmino, como sucede en
el caso de los coches de carreras, se puede elegir un acero especial de alta
resistencia y adoptar el endurecimiento por nitruraci—n.
En un principio, el cigŸe–al se obten’a de
un cilindro de acero, eliminando con el torno las partes sobrantes. Los brazos
de manivela, al ser circulares, se aligeraban eliminando las partes laterales,
y por esta raz—n la secci—n de los brazos de manivela resultaba rectangular.
Inicialmente, no se sol’an aplicar contrapesos. M‡s adelante, se comenzaron a
construir los cigŸe–ales forj‡ndolos con operaciones sucesivas de estampaci—n
en caliente. La tŽcnica de estampaci—n, perfeccionada con la experiencia y el
tiempo, permiti— modelar los brazos de manivela de manera que inclu’an ya los
contrapesos. Actualmente, los contrapesos en los motores para autom—viles
forman siempre una parte integral del cigŸe–al. S—lo en casos especiales y en
motores para veh’culos industriales son montados independientemente.
Las operaciones de mecanizado consisten en el desbarbado de la pieza,
torneado de las munequillas y posterior rectificado,
y arranque de material para el equilibrado est‡tico y din‡mico.
En la fabricaci—n en serie, estas
operaciones se hacen con m‡quinas semiautom‡ticas o autom‡ticas. Para reducir
los tiempos de mecanizaci—n se tiende a disminuir la cantidad de material que
debe arrancarse durante la misma. Esta es una de las razones por las que se
construyen los cigŸe–ales con fundici—n nodular: los cigŸe–ales fundidos son
m‡s precisos, en bruto, que los forjados, y tienen sobremateria-les inferiores
y, por tanto, eliminables con mayor rapidez.
Las
principales operaciones de mecanizaci—n son: enderezado de la pieza en bruto
antes del desbaste en torno (el enderezado debe repetirse, si es necesario,
despuŽs de otras fases de mecanizaci—n), tratamiento tŽrmico (endurecimiento
superficial, revenido, bonificado y otros tratamientos), control posterior,
acabado (rectificado, equilibrado y afinado). Una vez terminada la
mecanizaci—n, se efectœan los numerosos controles de verificaci—n, como son:
control de la alineaci—n de las munequillas de bancada, control de la posici—n
y alineaci—n de las munequillas de manivela, control del radio de manivela, de
la ovalizaci—n y conicidad de las munequillas, del grado de acabado, de la
retenci—n hidr‡ulica, etc.
Duraci—n del cigŸe–al
El cigŸe–al es la pieza del veh’culo, entre
las que tienen movimiento, que gira a mayor velocidad y pesa m‡s; no obstante,
est‡ proyectado para durar, sin ser reparado, tanto como el autom—vil. Las
tŽcnicas de construcci—n modernas, los juegos de montaje cuidadosamente
controlados y los progresos en el campo de los lubricantes
le aseguran un amplio margen de seguridad y una —ptima fiabilidad.
Sin embargo, no es raro -y esto suced’a con mayor frecuencia en el pasado- que
se produzcan aver’as en el cigŸe–al, que deben achacarse casi siempre al
conductor. Las m‡s importantes son: la rotura por fatiga del cigŸe–al y el
rayado de las munequillas.
La primera es producida por las vibraciones
de torsi—n y por las solicitaciones anormales causadas por el bajo nœmero de
revoluciones, por el golpeteo contra la culata,
por el encendido irregular en algœn cilindro o, finalmente, tambiŽn por el
equilibrado incorrecto del cigŸe–al. Especialmente, los juegos excesivos en los
cojinetes de bancada causan vibraciones de flexi—n que pueden producir la rotura.
La segunda aver’a, es decir el rayado de las munequillas, depende de la lubricaci—n y del filtrado del aceite; esta circunstancia puede producirse por las causas m‡s diversas: por ejemplo, acelerando el motor en fr’o cuando el aceite no est‡ aœn en circulaci—n, tomando las curvas con el nivel de aceite por debajo del m’nimo, viajando a plena carga con bajo nœmero de revoluciones, o bien, finalmente, cuando el lubricante o la instalaci—n de lubricaci—n no funcionan correctamente. En todos estos casos mencionados, la presi—n del aceite es el valor que m‡s influye para una buena lubricaci—n y, por tanto, es aconsejable emplear un man—metro de aceite para que pueda controlarse constantemente. En caso de rotura del cigŸe–al es necesario cambiarlo junto con los cojinetes de bancada o de biela, y debe realizarse un nuevo equilibrado conjuntamente con el volante. A veces, conviene tambiŽn efectuar un mandrilado de los apoyos de bancada -es decir, su alineaci—n mediante escariado- con el fin de corregir las eventuales deformaciones. En el caso de rayado de las munequillas es necesario minorar las munequillas del cigŸe–al y proceder a su rectificaci—n, volviendo a efectuar el montaje despuŽs con los cojinetes reducidos. La minoraci—n es la disminuci—n del di‡metro de las munequillas de bancada y de la biela para eliminar la parte da–ada. Generalmente es posible efectuar una o dos disminuciones segœn la profundidad de la cementaci—n. El valor de cada rectificaci—n es, en general, de 0,3 mm, y el constructor lo indica en los manuales de reparaci—n.